Fics que se escriben y suben en la página de Facebook "Aliens unidas jamás serán vencidas"
martes, 8 de noviembre de 2011
Never say never Kaulitz version - 27 de Diciembre de 2011
*Narra Mar*
¡Hoy es el día! ¡Mi primer concierto de Tokio Hotel y de mi vida! ¡No puedo creer que los controladores de mis padres me hayan dejado ir! Mi amiga Ana me vino a buscar con su coche. Hacía poco que se había sacado el carné de conducir.
- ¿Preparada para el concierto? - me preguntó Ana.
- ¡Sí!
- ¿Vas con ésta camiseta?
- Es la única de ellos que tengo.
- Mira la bolsa que tienes a tus pies. Es un regalo.
Abrí la bolsa y era la camiseta del single de Automatic.
- ¡Ana, eres la mejor!
- Lo sé. Ponte detrás y cámbiate.
Me cambié la camiseta y fuimos al concierto. Aún faltaban dos horas para que empezara y ya estaba lleno de gente, pero Ana había conseguido entradas de primera fila. Estaba muy nerviosa, me temblaban incluso las piernas.
*Narra Bill*
Nervios, nervios y más nervios. No podía estar más nervioso. Estaba tan nervioso que temblava la cerveza que tenía Georg en la mano y estaba a tres metros de mi.
- Bill tranquilo - dijo Georg al ver que el terremoto provenía de mí.
- Estoy muy nervioso. Tengo un presentimiento - le dije.
- ¿Bueno o malo? - preguntó Gustav.
- No lo sé, pero presiento algo.
- Estas con el rollo de los presentimientos desde que murió el tío de Apple - dijo Tom.
4 MacBooks volaron a la cabeza de Tom. Ni David, ni Georg, ni Gustav, ni yo íbamos a permitir que la ignorancia de Tom manchara el nombre de Jobs.
- ¡Tíos! ¡Eso duele! ¡Seguro que se han roto!
- Los MacBooks son muy resistentes - le dije -. No se van a romper tan fácilmente.
Recogí los 4 MacBooks y los encendí todos a la vez. Tom alucinó la ver que se encendían correctamente y no estaban rotos por ningún lado.
- Hay iMacs que han sobrevivido a un incendio, así que no subestimes a Apple.
Tom se fue enfadado y entonces David me preguntó:
- Bill, ¿Acaso tienes algo que ver con Apple?
- He colaborado con Steve desde que se inventó el primer iPhone - le respondí -. És más, yo le ayudé a crear el primer iPhone. Las patentes de los iPhones también van a mi nombre, pero nadie lo sabe.
- ¿Porque le ayudaste? - me preguntó Gustav -. Él tenía una mente brillante.
- Lo sé. Me lo pidió porque sabía que iba a morirse. Quiso que alguien que no fuera él tuviera las patentes para que no se las quedara Apple desde el principio. Cuando muera podré pasarselas a alguien o Apple se las quedará.
- Pero el primer iPhone salió hace cinco años, ¿Cómo sabía...?
- El cáncer de páncreas aún no tiene cura. No se puede operar.
- Bill, tu también tienes una mente brillante ¿No pudiste...? - me dijo David.
- Aún no he encontrado una cura. És lo más difícil a lo que me he enfrentado. Sólo tengo un 25% de proabilidades de que haga efecto.
- ¿Y porque no se la diste por si tenía efecto en él?
- Me pidió que se la diera cuando las proabilidades de curación fueran del 100%. Murió antes de que pudiera terminar.
- Chicos, es la hora - dijo David mirando su reloj -. Vamos a empezar.
Asentimos. Tom entró con una botella de vodka en ese preciso instante.
- Déjame terminar la botella, la acabo de abrir - dijo Tom.
- ¡NO! - le dijimos todos.
*Narra Mar*
Estábamos ya a primera fila. El concierto estaba a punto de empezar y estaba muy nerviosa. Supongo que así se sienten ellos antes de empezar un concierto. Y entonces empezó. Pude tenerlos tan cerca y a la vez estaban tan lejos.
No sé porque, Bill me miraba a veces y sonreía. Estaba tan guapo. Quería subir al escenario para decirle lo mucho que le quería. De repente paró el concierto y dijo:
- Cómo excepción, hoy voy a subir una fan al escenario. Y esa fan será... - se gira y me mira -. ¡Tú!
- ¿Yo? - le pregunté.
- Sí, tú.
- Mar - me dijo Ana -, era lo que querías. No te rindas ahora.
Fui a subir al escenario, pero no sabía por dónde. Entonces Bill me ofreció su mano y, cuando la cogí, me levantó a peso hasta dejarme al escenario. Yo no pesaba 50 quilos pero tampoco pesaba menos de 20. Pesaba 49. ¿Cómo había podido levantarme con un sólo brazo?
- ¿Qué te gustaría que cantara para tí ahora mismo? - me preguntó Bill con una carita dulce y tierna.
- Pues... No lo sé... Alguna en alemán... - Ya no sabía que hacer ni qué decir. Había esperado 5 años de mi vida para ese momento y no estaba preparada.
Tom se acercó a Bill y le susurró algo al oído. Bill sonrió y asintió a su hermano.
- Tom me propone que cante Lass uns lauffen. ¿Te parece bien? - me dijo Bill.
- Sí, me parece bien - le respondí.
Bill le dió entrada a Georg, que ya tenía el piano a su lado. Bill empezó a cantar. Su voz sonaba tan dulce tan de cerca y en directo. Después de cantar, Bill me preguntó:
- Dime, ¿Tienes algún sueño?
- Tenía dos. Uno se acaba de cumplir. El otro es convertirme en una escritora de renombre.
- ¿Escribes bien?
- Eso es lo que dicen mis amigos, mi familia, las fans de mi página de Facebook,...
- Ya me dejarás leer una de esas historias. Porque quiero pedirte una cosa si realemnte eres tan buena.
- ¿Qué cosa?
- ¿Te gustaría escribir un libro sobre nosotros? Estamos buscando un escritor y no encontramos ninguno que se ajuste lo suficiente.
- Un libro... ¿Sobre vosotros?
- Exacto.
- ¡Me encantaría! - dije emocionada. En una noche había cumplido uno de mis sueños y empezaba mi carrera cómo escritora. Y lo mejor de todo era que las fans que habían ido a ese concierto eran testigos de lo que acababa de pasar. Me proporcionaron una silla para sentarme el resto del concierto arriba del escenario.
Después del concierto, Bill y Tom me hicieron entrar en el camerino con ellos.
*Narra Bill*
Cuando estuvimos dentro del camerino, cogí mi MacBook y le dije a Mar:
- Enseñamé alguna de tus historias.
Abrió el navegador y puso en la barra de direcciones una web. Era un blog.
- La del diario és la más reciente - me dijo.
- A ver... - leí sólo el primer capítulo y ya tenía decidido que ella era la persona que buscábamos.
- Déjame ver - David me quitó el MacBook de las manos y también leyó el primer capítulo -. ¿Ésto lo has escrito tú?
- Sí. Ha salido todo de mi mente - le contestó Mar.
- David, es la persona que buscábamos - dije.
- Tienes razón. Jovencita, oficialemente estás contratada para hacer un libro sobre nosotros.
*Narra Mar*
Daba botes de alegría y sonreía cómo una tonta. Pero entonces me vino a la cabeza.
- Aquí aún soy menor - les dije -. Me falta un año para cumplir los 18.
- Entonces, debemos hablar con tus padres - dijo David.
- ¿Tienes pasaporte? - me preguntó Bill mientras llamaba a casa.
- No lo renovamos desde que viajamos en coche... ¡Hola mamá! Esto, el máneger de Tokio Hotel quiere hablar contigo. Sí, ahora te lo paso - le pasé el móvil a David.
- Hola señora - le dijo David a mi madre -. Quería hablarle sobre... - David se fue lejos a hablar de negocios con mi madre.
- ¿Qué haces Bill?
- ¿Tienes tu antiguo pasaporte aquí? - me preguntó.
- Sí, por alguna extraña razón lo traigo. ¿Porque lo quieres?
- He contactado con la policía y están de acuerdo en renovarte el pasaporte en 12 horas. Iremos mañana a las once a buscarlo en la oficina que me digan.
- Gracias Bill.
- De nada.
Esa noche dormí en el mismo hotel en el que se alojaban ellos. Cómo no les quedaban habitaciones libres, me tocó dormir con uno de ellos.
- ¡De eso nada! - dijo una rubia que apareció de la nada. Misteriosamente no era Natalie.
- Ya me ha quitado la fiesta - dijo Tom.
- Pero Katherine... - dijo Bill.
- Es una chica, no puede dormir con unos chicos. Lo mejor sería que durmiera conmigo.
- Bill, ¿Quién es ella? - le pregunté.
- Ella es nuestra nueva maquilladora Kathernie. A Natalie la despedí.
- ¿Despediste a Natalie?
- Se había obsesionado con Bill - dijo Georg.
- Decidimos quitarla de enmedio y en su lugar contratar a una maquilladora lesbiana - dijo Gustav.
- Eso me da un poco de miedo - dije.
- Es normal que no confíes en mí - me dijo Katherine -. Está bien, duerme con uno de ellos, pero si te hace algo, mi habitación es la 488.
- Lo tendré en cuenta.
Decidí dormir con Bill, en la habitación número 483. Tom me dejó una de sus camisetas para usarla cómo pijama. Después de ponerme la camiseta, decidimos dónde dormiríamos Bill y yo.
- No te preocupes por mí, dormiré en el sofá - me dijo Bill.
- ¿Qué dices? La cama es para tí. Ya dormiré yo en el sofá - le dije.
- Podríamos pasarnos dicutiendo esto horas, así que... ¿Mejor dormimos juntos en la cama?
- ¿No me harás nada raro?
- Tom es el que hace esas cosas. Yo sería incapaz de hacerle nada pervertido a una dama que acabo de conocer - me besó la mano cómo si estuviéramos en la Edad Media.
Al final dormimos juntos en la misma cama. Mantuvimos una distancia entre el uno y el otro y nos dormimos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario