domingo, 6 de noviembre de 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 14 de Septiembre de 2011


Me levanté a las nueve. No había ninguna necesidad de levantarse temprano. Me duché y me vestí. En casa de tío Sam, todas las habitaciones también tienen ducha. Cuando fui al comedor, todos estaban desayunando.
- Buenos días Bill - dijeron todos.
- Buenos días chicos - contesté, y me senté a desayunar con ellos.
- Paul me ha dicho que le has comentado la pérdida de memória de Tom pero no le has dicho cómo pasó - me dijo tío Sam -. ¿Porque no lo cuentas? Yo también quiero saberlo.
- Mejor no.
- Bill - dijo Paul -, sé que lo pasaste muy mal cuando eso ocurrió, pero tenemos derecho a saberlo.
- ¿Qué ocurrió? - me preguntó Billy.
- Fue un año después de volver de Las Vegas. Teníamos 15 años. Volvíamos a casa después de haber ido de compras a Berlín cuando, de repente, un coche del otro carril se vió obligado a invadir el nuestro sin tener tiempo a mirar. Impactó direncto en los asientos traseros. Allí estábamos Tom y yo. Tom intentó protegerme del golpe a la vez que yo hacía lo mismo con él, pero no sirvió de nada. Tom recibió el impacto directo en la zona de la memoria y la perdió toda. Durante estos años he intentado que la recuperara, pero ha sido imposible.
- ¿Porque el otro coche se emtió en vuestro carril? - preguntó Natalia.
- Intentó esquivar un camionero borracho que iba haciendo eses. Por supuesto, detuvieron al camionero.
- ¿Estás llorando? - me preguntó Carlos.
- No... - levanté la cabeza -. ¡Sí! ¡Quiero a mi Tom de vuelta!
Estuve llorando una hora y media acurrucado al pecho de Paul. Eso sí, se está tan cómodo en su pecho. Creo que voy a usarlo de cojín. Cuando ya me hube calmado un poco, apareció un animal que yo conocía muy bien.
- ¿Cómo ha entrado un león aquí? - preguntó Jorge asustado.
- Simba - susurré -, ven pequeño. 
Simba vino a mi lado y pasó la lengua por mis ojos en un intento de secarme las lágrimas.
- Tranquilo chico - le dije acariciandole la cabeza -, estoy bien. Sólo eran unos recuerdos del "Tom bueno".
Simba asintió y se tumbó a mis pies.
- Parece que lo tienes bien domesticado - me dijo tío Sam.
- Para él, soy el hombre que le salvó la vida cuando el "Tom malvado" mató a su madre mientras daba a luz.
- ¿Tom mató a una leona? - me preguntaron todos, sorprendidos.
- Sí, la mató para hacerse una manta de piel de león. Creyó que estaba muriendo y la mató.
- Tom es idiota - dijo Jorge -. Y lo será hasta el fin de sus días.
- No si recupera la memória - dijo Billy -. Tal y cómo ha dicho Bill que ocurrió, en caso de que Tom recuperase la memória, volvería a ser el mismo de antes del accidente.
- Exactamente - le dije -. Volvería el Tom al que tanto quiero y que, aunque tuviera un bajo coeficiente inteliectual, era muy listo.
- Bill - me dijo Paul -, ¿De qué forma amas a ese Tom?
- Era cómo si tuviera un hijo.
- ¿Un hijo? - se sorprendieron todos excepto tío Sam.
- Yo ya lo sabía - dijo tío Sam -. Ese pequeñajo era capaz de sacarle una sonrisa a Bill sin apenas hacer nada. Ahora sólo sonrie cuando lo enfocan las cámaras y es una sonrisa triste.
- ¿Tanto se me nota? - le pregunté.
- Se te nota demasiado.
- Tío Sam, ¿Cómo están Luke y Leia?
- Ahora te los traigo.
- ¿Quienes són Luke y Leia? - preguntó Paul.
- Són mis hijos con Tom.
- ¿Cómo pasó eso? - me preguntó Carlos.
- Un día, después de golpearme a placer, decidió que me hiciera una operación de combio de sexo con implante de ovarios y vagina. Aún está en fase experimental, pero yo fui el primer hombre con el que lo probaron. Después me violó durante un mes entero. El 5 de Abril nacían ellos y yo volvía a operarme. Ahora ya tienen un año.
- Tom es un cerdo - dijo Natalia.
- Violar a su propio hermano es tan... ¡Asqueroso! - dijeron Billy, Satán, Carlos y Jorge.
- Bill, aquí los tienes - dijo tío Sam apareciendo con Luke y Leia.
- Dios, cuánto han crecido mis pequeños - dije, y luego me dirigí a tío Sam -. Dámelos, por favor.
- Que conste que los he cuidado bien y que aún no saben andar.
- ¿Hablar si saben?
- ¡Papi! - dijeron Luke y Leia al reconocerme.
- Mis pequeños. Veo que os acordais de mi - los abracé.
- Que monos - suspiraron todos.
- ¿Qué es esa peste? - dijo Paul.
- Luke, ¿Que has hecho? - le pregunté a Luke.
- Caquita - me respondió sacándome la lengua y guiñándome el ojo.
- Vamos a cambiarte el pañal. Leia quédate aquí y pórtate bien.
Fui al baño a cambiar a Luke. La peste que desprende cuando caga es impresionantemente fuerte. Es lo mismo que oler un montón de comida que se está descomponiendo desde hace un mes. Cuando volví, Paul estaba levantando a Leia en el aire.
- Veo que te has encariñado con ella, Paul - le dije.
- Es que es muy mona. No parecen hijos de Tom.
- Sí se parecen mucho a mí. Por cierto, ya es hora de comer, ¿Qué hacemos?
- ¿Quereis que haga algún plato japonés? - preguntó Natalia -. Mi madre me enseñó a hacer varios cuando era pequeña.
- No estaría mal - dijimos todos a la vez.
Natalia cocinó Onigiri, Yakisoba, Tatsudon, Curry y Tempura. Repetimos diez veces cada uno de todos los platos. Después de comer, les llevé a una tienda de ropa gótica que yo conocía y les dije que podían comprarse lo que quisieran, que todo iba a mi cuenta.
Cuando salimos de ahí, Bill y yo parecíamos salidos de un ritual satánico. Llevábamos hasta los labios pintados de negro. Íbamos con botas de tacón, pantalones negros, cinturones con calaveras, camisetas de AC/DC, muñequeras, guantes, collares, cadenas, un piercing de unas espada láser roja en la oreja y, lo más importante. Aprovechamos para volver a hacernos la cresta.
- Creo que nos hemos pasado toda la tarde aquí dentro comprando - dijo Paul, llevando una camiseta de Iron Maiden que se había comprado, ajustada a sus músculos.
- ¿Nos vamos a casa? - propuso Carlos. Él se había comprado un pañuelo con una calavera estampada que en esos momentos sustituía su gorra.
- Creo que será lo mejor - dijo Jorge. Él no se había comprado nada. Se había limitado a babear viendo a su mujer probarse modelitos distintos.
- Jorge, has sido el más soso de todos. No te has comprado nada - dijo Satán. Él se había comprado un cráneo de dinosaurio de plástico. Dijo que quedaría bien en su habitación.
Llegamos a casa de tío Sam, cenamos y nos fuimos a la cama.

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