*Narra Bill*
Salimos del hotel a las 5 de la mañana. Saldríamos de París a las 7 de la mañana y llegaríamos a Berlín a las 8. No quería sapararme de mi princesa, pero tampoco quería arruinar la boda.
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- ¡Me aburroooooo...!
- ¡Callaté! (colleja) Continúa, por favor.
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Llegamos a Berlín y Mar tenía que coger otro avión para Hamburgo.
- Aquí si que tenemos que separarnos - le dije a Mar.
- Tranquilo Bill, sólo será un mes - me dijo Mar -. Aún así te echaré de menos.
- Yo también te echaré mucho de menos. Quiero darte esto - le dí una cajita a Mar. Ella la abrió y sacó un colgante en forma de medio corazón roto con nuestros nombres parcialemnte grabados de oro.
- Bill... ¿No falta la mitad?
- Es una vieja tradición familiar. El chico tiene que hacer un corazón y grabar su nombre y el de su pareja. Después tiene que dividirlo por la mitad, darle una mitad a la chica y la otra - saqué un colgante idéntico al suyo de debajo mi camiseta -, quedársela él.
Mar sonrió y se puso el colgante. Después nos besamos hasta que avisaron por megafonía el embarque del avión a Hamburgo.
- Me voy - me dijo Mar.
- Nos vemos al altar dentro de un mes.
Esa fue nuestra despedida temporal, aunque se me iba a hacer eterna.
*Narra Georg*
Iba conduciendo por Berlín cuando de repente me sobresaltó la voz de Bill.
- Georg, la próxima calle gira a la izquierda - me dijo.
- Vale - le dije.
- Ha estado mirando por la ventana y callado todo el viaje - me dijo Gustav.
- Creo que está un poco triste.
Giré en la calle que me había indicado Bill. De repente dejó de haber casas para haber una gran valla señorial, cómo si hubiera una mansión.
- Ya estamos llegando - dijo Bill -. Para en la puerta de la mansión.
Paré en la puerta y Bill se bajó del coche.
*Narra Bill*
- Al fin llegas hijo - me dijo mi padre desde detrás de la valla.
- Hola papá - sonreí e intenté que no notara que estaba triste.
- ¿A que viene esa cara de tristeza? ¿O no es verdad que te casas en un mes?
- Sí que me caso, pero no podré soportar estar un mes sin ella después de lo que le pasó.
- ¿Que le pasó? ¿No me digas que está...?
- No papá, no esta embarazada. Tom intento matarme para tenerla él y ella se puso entre mi cuerpo y las balas. Fue una suerte que nos la pudiéramos llevar cuando despertó del coma.
- Nunca pensé que fuera la misma chica.
- Pues lo és. ¿Nos abres?
Papá nos abrió la puerta y fuimos a la mansión. Una vez dentro, preguntó:
- Bueno... ¿Haremos despedida de soltero?
- ¿Ya vale no? - dijo un chico de pelo plateado con un dragón negro dibujado en él -. Nos hiciste lo mismo a Satán, a Paul y a mí. Y a ninguno de los tres nos gustó.
- Paul se fugó en mitad de la suya, ¿no? - dijo otro chico. Éste tenía el pelo liso y negro con mechas rubias, además de unas marcas en la cara negras y rojas.
- Paul no fue, yo me fugé y tú aguantaste porque vino tu suegro.
- Si no hubiera ido, también me hubiera fugado.
- Que mala fama, ¿eh papá? - le dije a mi padre.
- Lo que dicen es mentira. Sé que estaban - me respondió mi padre.
- Ya... Voy yo y me lo creo - entonces me dirigí a esos chicos -. Antes de nada, ¿Quiénes sois?
- Yo soy Jorge y él es Satán - dijo el chico de pelo plateado -. Somos el sexto y el séptimo de los septillizos.
- ¿Y quiénes són los otros cinco? - le pregunté.
- Són Paul, Tom, Tú, Billy y Carlos, en este orden - me dijo Satán -. Después estamos Jorge y yo.
- Entonces, Paul, Billy y Carlos están en Hamburgo.
- Y que sepas que tu chica no se extrañará en nada cuando te vea si cambias - me dijo Jorge.
- ¿Y eso porque?
- Porque Billy y tú sois siameses idénticos. Os vestís igual, os peinaís igual, incluso teneís la misma voz.
- Incluso estando a miles de kilómetros de distáncia - añadió Satán.
- Ya me gustará conocerlo...
*Narra Justin*
Llegamos a casa de la tía Simone y nos abrió Elisabeth.
- ¡Hola Katherin! ¡Hola David! ¡Hola Justin! - dijo Elisabeth -. ¿Quién es esta chica tan mona? ¿Es tu novia Justin?
- No que va - le contesté -. Es tu cuñada.
- ¿Cu... Ña... Da...? ¿Desde cuando Bill tiene un lado pedófilo?
- Elisabeth, esta jovencita sólo tiene dos años menos que tú - dijo Simone desde dentro.
- ¿Enserio? Parece mucho más pequeña.
- Déjalos entrar y avisa a Billy y a Carlos para que bajen. Paul levántate del sofá.
- Primero dile eso - dijo Paul.
- Oh, si, perdona. Mar, Paul es el siamés de Tom.
- ¿Su... Siamés? - preguntó Mar un poco asustada.
- Mamá, no la asustes así - dijo un chico pelirrojo con rastas y musculoso. Era más alto que Bill y se parecía mucho más a Bill que a Tom -. Tom y yo no tenemos nada que ver el uno con el otro, así que tranquila.
- Una pregunta Simone - dijo Mar -. A excepción de Tom, ¿Todos tus hijos son tan guapos?
- Sí, todos mis hijos son muy guapos, quitando a Tom que no lo es tanto como sus hermanos, pero aún así lo es. Estoy muy orgullosa de ellos.
*Narra Mar*
De repente apareció Bill por las escaleras. Lo había dejado en Berlín y los aviones Concorde ya no existían.
- Billy, mira - dijo Paul mientras me empujaba adentro de la casa suavemente -. Ella es la novia de Bill.
- Entonces no me extraña nada la cara que ha puesto - respondió el tal Billy. Su voz era idéntica a la de Bill.
- Mar, Bill y Billy son gemelos siameses idénticos. Los separamos al nacer, igual que Tom y Paul, y Carlos y Jorge - me dijo Simone.
- Me he perdido. ¿Bill tiene un siamés idéntico? - le pregunté a Simone.
- Sí, es uno de los hermanos que hace años que no ve. También está Carlos, que aún no ha bajado.
- Tardará un rato - dijo Billy -. Está algo cansado y dolorido.
- ¿Porque me parece que lo que le duele no es precisamente la cabeza sino el culo? - dijo Paul.
- Supones bien.
- ¿Que os dije de incesto en esta casa? - le riñó Simone.
- Pero mamá - se quejó Billy -. No puedo vivir sin tocar y profanar el cuerpo desnudo de Carlos al menos una vez al día.
- Y yo te dije que nada de incesto. Pondré cámaras para asegurarme que cumplís.
- En ese caso, que no te extrañe si algún día salto como un tigre encima de Carlos y empiece a desnudarlo.
- ¡Billy!
- ¡Mamá!
- ¡No quiero incesto!
- ¡Necesito sexo con mi novio y hermano!
- ¿No es un poco un diálogo de sordos? - le pregunté a Paul.
- Llegamos aquí hace dos días y cada mañana igual - me dijo Paul -. Pasad. Supongo que tendreís hambre. Os prepararé algo.
- ¿Acaso todos los Kaulitz saben cocinar? - preguntó Justin.
- Todos excepto Tom - respondió Elisabeth.
*Narra Tom*
- ¡ATXIM!
- Ya has estornudado varias veces durante el día - me dijo Roger.
- Eso es que están hablando de mí - le dije.
- ¿Que deben estar diciendo?
- Supongo que criticaran mis defectos.
- Señor Kaulitz - dijeron unos policias apareciendo detrás de mi. Todos los presos que estaban en el comedor me miraron -. Tiene visita.
Me escortaron hasta la sala de visitas. Cuando entré, me encontré a Bill.
- ¿Bill? ¿Que haces aquí?
- Vine a verte.
- ¿Y Mar?
- En Hamburgo.
- ¿Y eso?
- Nos casamos el mes que viene y hay que prepararlo todo.
- ¿Que qué? ¿Te casas con ella? ¿Tan pronto?
- Quería que fuera más a fines de año, cuando ella ya tuviera los 18, pero no puede ser. No hay más fechas.
- ¿Has venido a arruinarme el día?
- No exactamente.
- ¿Entonces?
- Quería que supieras que pronto seré feliz y tú no podrás estropearlo. Y si algún día me pasara algo, tengo un acuerdo con el juez para que puedas salir bajo libertad condicional y que tú y nuestros cinco hermanos cuidáseis de Mar y de mis futuros hijos, los cuáles no són ni proyecto.
- ¿Quieres que la cuide si a ti te pasara algo? ¿Porque yo? Casi la mato, ¿Recuerdas?
- Quiero darte una segunda oportunidad y no quiero que te pudras aquí encerrado.
- Ya estoy bien aquí. No necesito nada.
- Tom, ¿No quieres venir a la boda?
- ¿Yo? ¿A tu boda con Mar? Bill, no creo que...
- Tienes que venir. Quiero que conozcas a nuestros hermanos y a nuestros sobrinos.
- Bill, no quiero arruinarlo.
- Tom, ésta podría haber sido tu boda. Yo me declaré a Mar y le pedí que se casara conmigo durante el coma. Cuando volví al hospital después del juicio ya tenía una respuesta. No puedes creer lo feliz que estuve en ese momento.
*Narra Mar*
- ¡Justin cuidado! ¡ Me haces daño! - le grité a Justin.
- ¡Lo siento! ¡Hago lo que puedo! - me contestó Justin.
- Esto... - dijo alguien abriendo la puerta -. ¿Que estaís haciendo?
- Paul... - me miré -. ¡No mires! - cogí la mante y me tapé.
- Eso, ¿Eran marcas de bala? ¿Són las balas que Tom te disparó?
- Sí, esas són - le dijo Justin -. Le estaba cambiando las vendas.
- Y sabes que aún me duelen las heridas - le dije.
- Justin, déjame a mi - dijo Paul -. No sería la primera vez que lo hago.
- Mar... - me dijo Justin.
- Está bien, pero no me mires raro - dije.
- Tranquila, soy viduo - me dijo mientras me enseñaba la cadena de oro con las dos mitades del corazón y los anillos de bodas -. Es la otra parte de la tradición. Cuando uno de la pareja muere, el otro debe llevar las dos mitades y los anillos colgando de la misma cadena para recordar a esa persona que tanto amó.
- ¿Tiene alguna otra función que yo no sepa?
- Sí, sólo una cosa más. Sólo se da al amor verdadero de esa persona.
*Narra Billy*
- Carlos, amor, ¿Aún te duele? - le pregunté a Carlos.
- Sí, aún me duele - me respondió con esa voz achicada que tiene él.
- Siento haberte hecho daño.
- No lo sientas ni me pidas perdón. No quiero ver esa expresión en tu cara. No me gusta verla.
- Es que no quiero hacerte daño.
- No lo haces. Todo el dolor que siento es sólo una pequeña parte de todo lo que me amas.
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- ¡Que cursi!
- ¡Cállate que eres igual que él!
- ¡Eso no es verdad!
- ¡Claro que sí!
- ¡No hay manera de hablar contigo! (Los dos que discuten se besan y se siguen besando...)
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- Te amo Carlos. Jamás podría dejar de amarte.
- Ya lo sé - Carlos se incorporó y puso sus brazos alrededor de mi cuerpo -. Yo también te amo, más que a mi propia vida.
Nos besamos. El beso se alargó y...
*Narra Bill*
- ..., 998, 999, 1000, 1001, 1002, 1003,...
- Bill, ¿Cuando dejarás de hacer ejercicio? - me dijo Georg mientras me traía una botella de agua.
- ..., 1007, 1008, 1009, 1010,... Cuando tenga un aspecto más masculino,. No quiero que parezca una boda lésbica. 1015, 1016, 1017, 1018, 1019, 1020,...
- ¿Cuántas horas llevas así?
- Sólo llevo media hora aguantándome del revés y me parece que mis brazos ya són mas fuertes que antes. 1026, 1027, 1028, 1029, 1030,...
- Me refiero a ejercicio en general.
- Casi cuatro horas. 1033, 1034, 1035, 1036, 1037, 1038, 1039, 1040,... ¿Que hacen todos esos?
- Jugar a videojuegos mientras esperan a que hagas la cena.
- Que morro tienen. 1050, 1051, 1052, 1053, 1054, 1055, 1056,...
- ¿Pido comida china?
- Me harías un favor.
Georg salió de la habitación para pedir la comida china. Me dejó el agua allí. Seguí haciendo ejercicio hasta que llegué a las 1100. Luego me duché y bajé. La comida acababa de llegar.
- Yo quería comer comida cocinada por ti - me dijo mi padre.
- Pues hoy no va a poder ser - le dije.
*Narra Mar*
- Billy, cocinas igual que Bill - dije.
- Por algo somos siameses idénticos - me dijo Billy.
- Excepto por un pequeño detalle - dijo Carlos a mi lado. Ahora ya lo conocía un poco. Era como Bill a los 16 años. Flaquito, con una carita inocente, maquillado y con un pañuelo negro con calaveras en la cabeza. Tenía pelo debajo, así que por cáncer no era el hecho de llevar el pañuelo.
- Ya lo sé mi amor. Yo soy gay y él no.
- Papi, ¿No es un poco joven para convertirse en nuestra tía? - dijeron Tomy y Goku, los hijos de Paul. Tomy es idéntico a su padre mientras que Goku es idéntico al Son Goku.
- Yo era mucho más joven que ella cuando os tuve a vosotros - les dijo Paul.
- ¡Entonces se la acepta como tía! - dijeron Tomy y Goku.
- Niños, que sea tía vuestra o no, no depende de vosotros, depende de ella y de Bill.
Después de cenar, vimos la tele un rato y nos fuimos a dormir. Me quedé dormida enseguida esperando soñar en Bill.
*Narra Bill*
Aún no había cerrado los ojos a las 3 de la madrugada. No podía dejar de pensar en Mar. Quería que estuviera bien y que mi madre no le comprara ningún vestido demasiado extraño y que a ella no le guste. Al final, me dormí a las cuatro de la madrugada.
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